Instruyámonos

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La crisis de valores europeos colapsaron hace tiempo pero es ahora cuando nos percatamos de ello. Frente a un sistema zombie, en el país de la revolución el Frente Nacional propone más de la misma medicina. En EEUU como siempre todo es posible y su actual presidente no propone: está llevando a cabo mucho, muchísimo más de la misma visión del mundo liberal, miope, reaccionario y capitalista en el cual no es necesario que el pueblo se empodere o sea crítico y comprometido: en realidad, incluso te invitan a que lo dejes todo en la mano de los políticos mientras miras la televisión. España se salvó de la involución gracias al empuje de un movimiento de renovación de la izquierda, pero incluso aún no sabemos su alcance.

La madrugada del domingo me encontraba en el salón, literalmente enganchado a la televisión, que reportaba sobre los atentados en Londres; al móvil, escribiendo a amigos que fueron allá escapando de España comprobando si estaban bien; y al periódico de Ignacio Ramonet en la otra, donde el artículo que leía sobre la situación de excepcionalidad de la política occidental se quedaba a medio terminar.

A pesar de toda esa información a mi alcance me costaba escuchar la televisión debido el tremendo griterío y ruido de pitidos y petardos de los que en la calle celebraban la victoria de su equipo de fútbol. Y no eran los únicos: lo ocurrido en Turín la misma noche pone de manifiesto la patética confusión en la que nos encontramos. El mismo momento de celebración en la calle era momento de caos y luto en otro. El contraste era muy doloroso y para algunos es muy difícil obviar lo que ocurre en el mundo.

No pude evitar recordar mi anterior artículo sobre nuestra tolerancia a los atentados, que se suceden de manera pasmosa y crítica ante nuestra indolencia, tan sólo salpicada de comentarios de ciudadanos por internet; erróneos no por su racismo y su odio injustificado -que daría para otra reflexión- sino por su miopía. Temo que ahora vaya a ocurrir lo mismo. Tras dos o tres semanas de noticias sobre Barcelona, volveremos a olvidarnos. Hemos aplicado la opinión de algunos periodistas que aconsejaban a los europeos continuar con nuestra forma de vida, saliendo y consumiendo para no dar una victoria a los yihadistas. Incluso, aún ahora se nos dice que ello es “valentía”. Por supuesto, vivir con temor no es la solución pero, ¿ni siquiera merece esta cuestión cierta indignación?

Creo firmemente que obviar este problema, a pesar de que el pueblo no esté empoderado para solucionarlo por su (nuestra) cuenta, no es la solución. Creo firmemente que consumir sólo lo que la televisión vende y enfadarse con los árabes y lo musulmanes de cuando en cuando sólo alentará más los fundamentos ideológicos de los asesinos. Estos fundamentos los explicitaba en castellano Khadem al-Khilafa en una traducción viral que publicó el twitero Dark Man (@elcaos). Dicho asesino interpela directamente al ciudadano español respondiéndole por qué es atacada su sociedad. Aduce que gracias al apoyo tácito a nuestros gobernantes e instituciones miles de bombas quitan la vida a su gente y siembran la muerte en su tierra, todo pagado con nuestros impuestos. Dicen querer de nosotros que obliguemos y presionemos a los gobiernos para que eso cambie. Y nos matarán hasta que ocurra.

Este discurso, en extremo victimista, simplista y maldiciente pretende suplantar la indignación de toda una sociedad como si fuera lo que piensa todo musulmán: nada más lejos de la realidad. Pero esconde no sólo mucho sentido para aquellos fanáticos que lo creen, sino una parte de verdad horrible y deudora de la “guerra contra el terrorismo”. Y aquellos que más nos dolemos por estas cuestiones haríamos bien en prestar atención a los fundamentos ideológicos de estas organizaciones. De la misma forma que un biógrafo de Adolf Hitler haría bien en leerse el Mein Kampf, nosotros debemos prestar atención a sus argumentos tanto como a sus acciones. Porque ésta difícil situación no se solucionará sólo con el combate militar.

La batalla ideológica es la más importante que ganar aquí y no prestar atención a sus comunicados implica considerar a estos seres humanos como máquinas programadas, algo que no son (por más asco, desprecio y odio que sintamos por ellos). La declaración de la Primera Ministra británica la mañana del domingo, calculado y correcto como todos, dejó de nuevo la sensación de que los yihadistas son personas cuyo ADN está marcado por una especie de virus, como si pertenecieran a una raza alienígena. De igual forma se manifiestan los líderes de los gobiernos europeos sobre Barcelona, declarando cuestiones ya sabidas sin aportar nada al conflicto. Sin permitirnos entender que no nacieron así: se crearon. Se habla de solucionar el problema de los asesinos. Pero éste es una maldita ideología/praxis que sobrevive porque está condenada al fracaso, como todo terrorismo, y cada mártir revivirá ese imaginario si no lo cortamos de raíz, probándoles que les están engañando y robando sus vidas con son zafias mentiras.

Pero, ¿qué nos impide reflexionar sobre las cuestiones del yihadismo? Eso que llamamos “occidente” parece estar en una crisis multidimensional sistémica –lo que no debería sorprendernos, por otro lado, ya que parece el estado natural de la economía cuando no la nuestra, la de los otros-. Esa madrugada aciaga, el periódico que sostenía proponía una reflexión sobre la democracia y los valores. Se sustenta a través de un sondeo llevado a cabo en Francia en el que el dato más interesante es que un tétrico 32% de los encuestados creen que otros sistemas diferentes de la democracia pueden ser igual de buenos.

La crisis de valores europeos colapsaron hace tiempo pero es ahora cuando nos percatamos de ello. Frente a un sistema zombie, en el país de la revolución el Frente Nacional propone más de la misma medicina. En EEUU como siempre todo es posible y su actual presidente no propone: está llevando a cabo mucho, muchísimo más de la misma visión del mundo liberal, miope, reaccionario y capitalista en el cual no es necesario que el pueblo se empodere o sea crítico y comprometido: en realidad, incluso te invitan a que lo dejes todo en la mano de los políticos mientras miras la televisión. España se salvó de la involución gracias al empuje de un movimiento de renovación de la izquierda, pero incluso aún no sabemos su alcance.

¿Qué propongo? Esta pregunta se me hizo mucho respecto al anterior artículo. Comenzar una revolución, como no puede ser de otra forma, a partir de uno mismo. Debemos retar lo que damos por sentado, esforzarnos por comprender, leer prensa de investigación y plantearnos en qué creemos y cómo lo justificamos. La vanguardia de la batalla aún nos queda lejos, pero podemos resistir los embates ideológicos instruyéndonos. Ése será el inicio de la toma de acciones, políticas sobre todo, contra estos asesinos. Así de sencilla es mi proposición, así de simple. Como dijo Gramsci, necesitaremos toda vuestra inteligencia, vuestro entusiasmo y vuestra fuerza.

Publicado en blog anterior en Murcia 6 Junio 2017

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